Dormir es tan importante como la alimentación para el bebé. Mientras duerme, se liberan hormonas del crecimiento y neurotransmisores que regulan el desarrollo neurológico, físico y emocional.
La memoria es una de las funciones más importantes para el aprendizaje y también se regula y se fija mientras el bebé alcanza las fases más profundas del sueño. Por eso, es tan importante educar y crear hábitos saludables a la hora de dormir. Sin embargo, hay ocasiones en las que a nuestro bebé le cuesta dormir y no sabemos muy bien por qué. Él se desespera y nosotros, también.
Para poder solucionar el problema que nuestro bebé está teniendo debemos identificar sus posibles causas. A continuación, te contamos las 8 razones más habituales que pueden provocar los problemas de sueño de tu bebé.
¿Qué encontrarás aquí?
Las 8 razones
Tiene frío
Podría ocurrir que tu bebé no esté lo suficientemente abrigado y esto le dificulte conciliar el sueño. Lo ideal es que la temperatura de la habitación oscile entre los 20º y los 23°.
Para saber si el bebé tiene frío debes tocar la piel de sus brazos, abdomen, piernas o el cuello, puesto que las manos y pies siempre suelen estar más fríos y no son un indicador fiable de la temperatura del bebé.
Una manera de abrigarlo adecuadamente es colocarlo dentro de un saco para capazo, los de invierno suelen ser más acolchados, y su forma de bolsa cubre los pies del bebé. Es una alternativa más segura que una manta, la cual puedes caerse o deslizarse y dejarle destapado en caso de que el bebé se mueve mientras duerme.
Tiene calor
Abrigar en exceso al bebé también puede dificultarle conciliar el sueño. Si al revisar su temperatura en cuello o abdomen notas que está sudando o que su ropa se ha mojado por la transpiración, debes cambiarlo y abrigarlo menos.
No establecer rutinas
Los bebés necesitan seguir rutinas que le ayuden a identificar las diferentes actividades del día. Cuándo es momento de jugar, de comer o de descansar. Para esto es preciso establecer y respetar los horarios de sus comidas, paseos y también los momentos en que debe descansar.
Seguir un ritual le ayudará a estar más dispuesto a relajarse para dormir. Un baño tibio antes de dormir, leer un cuento y bajar las persianas o las luces. Repetirlo cada noche le ayudará a identificar el momento de descansar y le ayudará a conciliar el sueño.
Exceso de estímulos antes de dormir
Cerca de la hora del sueño se deben realizar actividades relajadas: leer un cuento, cantar una canción o dar un masaje. Evita estímulos luminosos, televisión, juegos agitados, cosquillas o música con mucho volumen que interfiera con el proceso de conciliar el sueño a la hora adecuada.
Siestas muy largas
Dejar al bebé dormir demasiado durante la siesta puede alterar su patrón de sueño y dificultar el que pueda dormir bien durante la noche. Debe haber al menos cuatro horas de diferencia entre el final de la siesta y la hora de dormir.
Si a la hora indicada tras la siesta, el bebé no se ha despertado, sube las persianas, haz un poco de ruido, háblale, ofrece una merienda y motívalo a salir de la cama.
Es una buena práctica no dejarle despierto en la cuna para que asocie ésta sólo con la actividad de dormir.
Malos hábitos de los padres
Dormir con el bebé en la cama definitivamente altera los hábitos de sueño de éste. Es necesario seguir una rutina y los padres suelen dormir a diferentes horas, ver la tele hasta tarde y esto puede retrasar la hora de ir a la cama del más pequeño.
Otro mal hábito es dormir al bebé en brazos o en el cochecito y luego colocarle en la cuna. Si se despierta, se sentirá solo y desconcertado. Probablemente, llorará porque espera ver a su madre tal como antes de dormirse. Además de que podría despertarse mientras intentas ponerlo en la cuna. Es mejor colocarle en su cuna aún despierto, despedirte y dejarle conciliar el sueño solo.
Patrones equivocados de alimentación
Los bebés necesitan rutinas para todo. También para comer. Si alimentamos al bebé cada vez que llora durante el día, él esperará la misma conducta durante la noche, con el consiguiente insomnio y llanto.
Establecer las horas de comer durante el día y alimentarle con regularidad, le permitirá tener hábitos que le ayuden a dormir mejor.
Higiene
Un baño tibio resulta relajante y contribuye a elevar un poco la temperatura del bebé. El descenso posterior de ésta favorecerá el proceso natural de sentir somnolencia durante la noche.
Vestir con un pijama limpio y verificar que también su pañal esté limpio y seco son otras dos medidas a tomar antes de llevar al bebé a su cuna para dormir. Un pañal mojado o sucio es una incomodidad que le alterará e interrumpirá su ciclo del sueño.
Para finalizar
Los patrones de sueño del bebé son muy cambiantes. Pasan de dormir muchas horas durante las primeras semanas a dormir cada vez menos durante el día y más por la noche.
Es recomendable que los primeros tres meses tengamos su cuna en la misma habitación para poder atenderle con mayor comodidad.
Durante este tiempo debemos proveer las condiciones necesarias, especialmente durante la noche para ayudarle a dormir mejor:
- Ambiente tranquilo
- Bajar las luces
- Sin televisión
- Rituales antes de dormir
Una vez que le hemos pasado a su habitación, se debe iniciar la rutina de despedirse y dejarle solo a la hora de dormir y tener paciencia. Enseñar a dormir al bebé no es sencillo, ni se hace rápido, pero con el tiempo dormirá la noche completa lo que se traducirá en mayor bienestar para él y para todos los miembros de la familia.