La salud de nuestros pequeños siempre es algo que nos preocupa. Tanto es así, que hasta solemos “vigilarlos” mientras ellos descansan plácidamente. Les tomamos la temperatura en cuanto les notamos un poco calientes, solemos comprobar sus deposiciones e incluso, verificamos su respiración.
No obstante, en ocasiones, ser tan precavidas tiene buenos resultados ya que logramos identificar rápidamente alguna anomalía o peculiaridad en nuestro bebé, la cual podría ser un indicio de un problema mayor aunque no todo tiene por qué ser crisis o problemas.
Muchas veces, hay cosas que nos parecen extrañas y no son más que situaciones normales, cosas que les pasan a casi todos los bebés. Por esta razón, hoy te contamos 4 cosas curiosas sobre la respiración de los bebés y qué hacer en caso de identificar síntomas de alerta, así estarás preparada en caso de que se produzcan.
¿Qué encontrarás aquí?
Respiración irregular: ¿es normal?
Muchas veces notamos como la respiración de los bebés cambia frecuentemente. Pueden tener una respiración tranquila y apaciguada y luego cambiar por una más rápida y acelerada, lo cual es totalmente normal. Esto muchas veces se debe a que su sistema respiratorio no está del todo desarrollado, lo que les impide tener un control total de la frecuencia respiratoria.
Algunos bebés inclusive tienden a suspirar en varias ocasiones, siendo una acción casi involuntaria.
Su frecuencia respiratoria es mayor que la de un adulto
Considerando que la capacidad pulmonar de un bebé es un mucho menor que la de un adulto y que sus pequeños pulmones almacenan una cantidad menor de oxígeno, es totalmente normal que estos tengan una frecuencia respiratoria mayor.
Mientras que un adulto suele tener entre 20 y 25 respiraciones por minuto, un bebé fácilmente puede respirar entre 40 y 60 veces por minuto, pudiendo ser aún mayor cuando el bebé llora.
Los bebés respiran únicamente por la nariz
Seguro que estarás pensando ‘‘pero, bueno, ¿por dónde más se puede respirar?’’.
Recuerda que cuando los adultos tenemos las fosas nasales tapadas, utilizamos la boca (aunque no es lo recomendable) para poder respirar debido a la dificultad de inhalar oxigeno con las vías respiratorias obstruidas.
Como ya te podrás imaginar, los bebés aún no han desarrollado esta capacidad, debido a que el orificio que permite la libre entrada de aire permanece sellado. No es hasta los casi 6 meses de vida (puede que un poco más) cuando el pequeño desarrolla esta capacidad.
Si tienes un bebé menor de 6 meses, no deberías preocuparte en absoluto por esta situación.
Si tu bebé tiene problemas para respirar por las noches por haber cogido algún resfriado que obstruya sus fosas nasales, utilizar un humificador ayudará despejarlas favoreciendo así una noche de placido sueño.
Roncan con frecuencia
Los ronquiditos principalmente se deben al catarro o flema ocasionada por un resfriado o un episodio agudo de llanto. Dicha secreción no permite respirar adecuadamente al pequeño, por lo que termina produciendo al dormir los ruidos que ya todos conocemos. Con mantener limpia la nariz de nuestro bebé, debería ser suficiente para que los ronquidos paren.
Sin embargo, si observas que el pequeño ronca con demasiada frecuencia y a su vez notas dificultad para conciliar el sueño, podría estar padeciendo de un trastorno respiratorio de sueño, conocido también como síndrome de apnea-hipopnea del sueño (SAHS), el cual de agravarse puede suponer un problema.
¿Cuáles son los síntomas de alerta?
Para prevenir cualquier tipo de tragedia y evitar situaciones que puedan afectar su salud, debemos reconocer cuales son los síntomas de alerta claves:
- Si su respiración se pausa por 20 segundos o más
- Si notas que sus labios, cuerpo o su rostro comienzan a ponerse azules
- Si notas una frecuencia cardiaca demasiado elevada (más de 60 respiraciones por minuto)
En cualquiera de estos casos, lo mejor que puedes hacer es llamar a emergencias, aunque nunca está de más saber las técnicas básicas de reanimación pulmonar en bebés, las cuales podrían mejorar la situación en lo que llega la ayuda.