Todo sobre el sueño del bebé

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Crear un buen hábito de sueño en los bebés evita muchos problemas, pero para eso antes necesitamos conocer todo lo relacionado con ello: cuántas horas duerme, la mejor postura para dormir, factores que pueden alterar o favorecer el sueño, etc.

Este es el objetivo de este artículo. Darte toda la información que necesitas conocer para establecer un buen hábito de sueño en tu bebé. Tanto él como tú os beneficiaréis de ello.

¿Cuánto duermen los bebés?

Asegurarse de que nuestro bebé duerme lo suficiente es una prioridad como padres. Pero para ello hay que saber cuántas horas de sueño necesita el bebé en sus primeros meses de vida.

Los recién nacidos duermen mucho, generalmente entre 16 y 17 horas al día. Lo malo es que la mayoría de los bebés sólo permanecen dormidos entre dos y cuatro horas seguidas durante las primeras semanas de vida.

Transcurridas unas 6 – 8 semanas desde su nacimiento, los bebés empiezan a dormir periodos más cortos durante el día y períodos más largos por la noche, aunque la mayoría continúan despertándose por la noche para comer.

¿Cuándo se regulariza el sueño del bebé?

La mayoría de los bebés son capaces de dormir 8 – 12 horas seguidas durante la noche a partir de los 4 – 6 meses.

Hay que tener en cuenta que cada niño es diferente. Algunos bebés pueden dormir casi toda la noche seguida a partir de las 6 semanas, mientras que otros no alcanzan este hito hasta que tienen 6 meses, incluso algunos continúan despertándose por la noche más allá de los 24 meses.

¿En qué postura deben dormir los bebés?

Los expertos recomiendan colocar al bebé boca arriba a la hora de dormir ya que es la posición más segura. Acostarlo boca arriba disminuye las probabilidades de que sufra el síndrome de muerte súbita del lactante, una de las causas más importantes de muerte de bebés menores de 1 año.

Factores que alteran el sueño del bebé

Los bebés no concilian el sueño o se despiertan por una simple razón: no se sienten cómodos. Esta incomodidad se puede deber a múltiples factores:

  • Calor. Demasiado calor interrumpe el sueño del bebé. Para comprobar si tiene demasiado calor, tócale la cara y el cuello. Ambos deben estar calientes, pero no pegajosos.
  • Frío. Las corrientes de aire o la temperatura baja pueden hacer que el bebé se despierte. Asegúrate de que está bien tapado, bien sea con una manta o con un pijama gordito.
  • Los ruidos repentinos o constantes pueden perturbar el sueño del bebé. El ruido de electrodomésticos como la lavadora o la televisión son los más frecuentes.
  • La luz puede ser un problema para los bebés que se despiertan temprano o que tienen problemas para dormir. La luz del amanecer, las luces de la calle o del televisor son las causas más frecuentes.
  • Miedo a la oscuridad. Muchos bebés tienen miedo a la oscuridad y se despiertan por la noche. En estos casos, puedes usar una luz suave dentro de la habitación.
  • Vestimenta. El bebé debe estar cómodamente vestido. Las etiquetas, los materiales sintéticos, las costuras y la ropa ajustada pueden causarle incomodidad y evitar que duerma.
  • Pañales. Los pañales sucios son la causa más común de los desvelos del bebé.
  • Dentición. El dolor y la incomodidad que causan los dientes pueden despertar a un bebé dormido. Puedes aliviar su malestar dándole anillos de dentición o un analgésico que te recete el pediatra.
  • Hambre. Los bebés necesitan comer con frecuencia, por eso el hambre es otro factor que puede despertar al bebé.
  • Gases. Los gases suelen aparecer después de las tomas, por lo que es importante hacer eructar al bebé. Para ello, colócalo sobre tu hombro y dale palmaditas en la espalda suavemente con la mano.

Factores que favorecen el sueño del bebé

Crear una rutina nocturna relajante con un baño y un tiempo en la hamaca para bebés, establecer una hora adecuada para acostarle y acostarlo adormilado (pero despierto), puede crear un ambiente adecuado para que tu bebé se relaje y duerma sin problemas por la noche.

Cuando se despierte por la noche, mantén las luces tenues, háblale suavemente y minimiza la interacción para que no se despierte del todo.

Programa las siestas y comidas de tu hijo todos los días a la misma hora para acostumbrarlo a una rutina diaria. Esta previsibilidad lo ayudará a mantenerse calmado y feliz y se dormirá más fácilmente.

 

 

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