El juego infantil es muy importante para el desarrollo del niño, por eso éste evoluciona de acuerdo a cada etapa. A medida que el niño va creciendo requiere un estímulo diferente. Además, su propio avance le obliga a modificar sus rutinas de juegos en virtud de sus nuevas habilidades e intereses.
Jugar promueve el desarrollo de las habilidades del bebé, pero cuanto más desarrolladas estén sus capacidades, más sofisticado debe ser el juego. De ésta manera, el juego infantil es un indicador del nivel de desarrollo del niño, además de ser una herramienta de aprendizaje esencial.
Los bebés cuando nacen, todo lo que hacen es comer y dormir. Durante los 3 primeros meses la relación entre los padres e hijos se forja en los momentos en que el bebé está despierto. Es durante ese momento cuando los nuevos padres tienen que fomentar su desarrollo físico y mental, con música, figuras y colores.
Los padres deben guiar, sugerir y sobre todo participar en sus juegos. De hecho, los niños disfrutan muchísimo cuando el juego es compartido con sus padres.
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Tipos de juegos y sus diferentes etapas
El juego motor
Se inicia desde los primeros días de vida hasta los 2 años aproximadamente. Se enfoca en la realización de diversos movimientos para fortalecer sus habilidades y ayudarlo a controlar su cuerpo.
De 0 a 3 meses, los niños todavía no son capaces de familiarizarse con formas y colores. Aunque ya están capacitados para diferenciar unas cosas de otras, todavía no interactúan con ellas. A partir de los 3 meses, los niños empiezan a abrir las manos, a mover con mayor intensidad sus piernas y a tratar de tocar y conocer todo lo que los rodea. Pasados los tres meses, sus habilidades motrices están más fortalecidas y es en ese momento cuando conviene utilizar los gimnasios para bebés. El pequeño todavía no se pone de pie, pero tumbado en la manta puede empezar a mover sus piernas y así fortalecerlas. La utilización de estos gimnasios es muy positiva hasta que empiece a gatear.
El juego simbólico
A partir de los 2 o 3 años de vida. Los niños introducen la ficción, la fantasía y la creatividad en el juego.
El juego simbólico es fundamental para el desarrollo cognitivo y emocional de cualquier niño. Es todo aquel juego espontáneo que sale de modo natural en casa, en el parque o en la escuela, en el que los niños utilizan su capacidad de representación mental para recrear todo un escenario de juegos. Mediante este tipo de representación podemos observar como convierten una escoba en un caballo o un palo en una varita mágica.
Estos juegos permiten la exteriorización de conductas aprendidas mediante la observación, pero también estimula el aprendizaje de nuevas conductas. El juego simbólico facilita la expresión de sentimientos y la activación de habilidades y competencias socioemocionales. Esto aporta grandes beneficios en el proceso de maduración del niño.
El juego de construcción
Este tipo de juegos es más adecuado para niños de 5 a 7 años. Es en estos años cuando su capacidad cognitiva le posibilita realizar ciertas construcciones con las herramientas necesarias.
Gracias a este tipo de juegos, los niños aprenden a identificar el mundo que los rodea y reconocer el entorno. Adquieren conceptos más complejos, como la simetría, la proporción, la resistencia y el equilibrio. A su vez, desarrollan y perfeccionan sus habilidades motrices manejando las piezas o bloques. También se fortalecen los músculos de las manos y de los dedos y favorece el desarrollo intelectual, emocional y cognitivo perfeccionando su lenguaje.
Por otro lado, ayuda a los niños a entender que para que las cosas funcionen correctamente se deben respetar ciertas reglas físicas. Entenderán que es necesario que sean organizados y fomentará el trabajo en equipo.
El juego de reglas
A partir de los 7 años el niño es plenamente consciente de la sociedad en la está y del grupo de iguales que los rodea. A esta edad ya han desarrollado la mayoría de sus destrezas físicas y mentales, pero aún les falta por perfeccionar sus habilidades sociales. Es por ello que los juegos de esta etapa se enfocan en la interacción social.
Los niños de esta edad juegan con reglas de convivencia, forman grupos con otros niños en base a la interacción y al propio estilo de los adultos y son capaces de participar en deportes o juegos de mesa.